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Nació sin brazos y se convirtió en una artista con magia en los pies

Ella es una artista y a través de su arte conquistó el corazón de cientos de personas. Distinto a lo que el mundo está acostumbrado, su magia no radica en sus manos, sino en sus pies.
Antonella Semaán nació con una malformación congénita por lo que no tiene brazos. El apoyo de sus seres queridos y el amor propio que fue desarrollando hicieron de ella una artista.

Cuando nació, le preguntaron a su mamá si quería conocerla pese a su discapacidad. "El primer gesto que tuvo mi mamá para conmigo fue querer conocerme y darme la oportunidad de demostrarle que podía ser su hija perfectamente", cuenta -a sus 26 años- Antonella quien se crió entendiendo que "es natural el rechazo a lo distinto, no es raro que alguien te rechace, lo raro es la inclusión y eso es lo que hay que dar vuelta porque lo raro tendría que ser que te pregunten si querés conocer a tu hija".

"Mi mamá fue la que decidió sacarme adelante y hacer de mí una chica libre e independiente". Así, arrancó a los seis meses un tratamiento con una terapeuta ocupacional con la que entrenaba la motricidad fina a partir de distintas técnicas y recuerda que jugaba a sacarle y ponerle los anteojos a su terapeuta.

Su familia fue el motor que la impulso a desarrollarse desde que era chica y a ganar la independencia y libertad que necesita para salir adelante, pero considera que lo que debe cambiar es la visión de la sociedad frente a la discapacidad. "Quisiera ser una más, que seamos todos el cambio y yo ser parte de eso", dice.

Para Antonella lo importante es que las personas con discapacidad no se aíslen sino que se hagan visibles. Por eso ella sale al mundo dejando el miedo a la mirada ajena atrás y no duda en usar sus pies para comer en un restaurante.

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