El tiempo es oro para Jacob, de nueve años, que ha logrado cumplir su mayor deseo. Miles de tarjetas, obsequios y videos para él inundan las redes sociales.
Jacob Thompson fue diagnosticado con un neuroblastoma en estadio IV, cuando tenía tan solo cinco años de edad. Un cáncer tan difícil como doloroso.
Pese a los esfuerzos médicos, familiares y personales, el cuerpo del niño empezó a ceder a la enfermedad. De poco sirven ya las rondas de quimioterapias, radioterapias, transfusiones y hasta un trasplante de células madre, todos procedimientos a los que ha sido sometido.
Con el cáncer en fase terminal, la ilusión de celebrar la Navidad se convirtió en prioridad para sus padres, que decidieron anticiparle el festejo e invitaron a través de las redes sociales a que el mundo se uniera a esta causa.
Y así fue. Mensajes, videos y obsequios inundaron las redes sociales y el correo postal con un único destinatario: Jacob Thompson.
El lema de Jacob ha sido siempre “vivir como un pingüino”. Y así también lo han entendido sus remitentes: pingüinos de todos los colores, tamaños y formas acompañan las misivas.
Jacob, en cuidados paliativos en un hospital de Maine (EE. UU.), disfruta hoy de esta Navidad eterna, la que le ha obsequiado el mundo.