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Cuatro maratonistas correrán 220 kilómetros contra el abuso sexual infantil

REDACCIÓN.-  Marcos Capurro, uno de los corredores, explicó a LA NACION: "Me va a doler todo y después se me va a pasar pero hay niños que viven en un infierno día a día hace años; ese es el verdadero dolor"

Anivel mundial, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 varones han declarado haber sufrido abusos sexuales durante su infancia. Dolido por esta realidad, Marcos Capurro decidió "poner su corazón y sus pies al servicio" de esta causa y adentrarse en una aventura con el deseo de que su hazaña pueda generar la visibilización necesaria para abrir las puertas al cambio. Convocó a tres amigos -Damián Perea, Leandro Polidoro y Alejandro Cáceres- y con ellos a partir de hoy correrá 220 kilómetros en homenaje a los chicos que son víctimas de abusos.

Marcos cuenta que siempre tuvo consciencia social y que, con su mujer Vanina, no puede pasar por delante de un chico sin frenar aunque sea para darle algo de comer o una tiza para que dibuje o escriba un rato. Pero, en esta oportunidad, lo que lo despertó a ir más allá fue la canción "Aprender a quererte", de Morat, que dice: "No sé nada de tu historia ni de tu filosofía. Hoy te escribo sin pensar y sin ortografía. Para aprender a quererte voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños, voy a leerte siempre muy lentamente, quiero entenderte".

Comenzó a buscar dónde podría canalizar esta sed de ayudar y encontró Adultxs por los derechos de la infancia, una agrupación creada por dos víctimas de abuso sexual. En diálogo con LA NACION, Marcos cuenta: "Era muy fuerte poder demostrarle a los sobrevivientes que nosotros siendo anónimos a la causa podíamos ser parte de generar una red de empatía para ayudarlos. Creo que fue eso lo que se fue formando mes a mes, como esa sensación de que fueron empezando a hacernos parte de su colectivo sin que nosotros hayamos pasado por la misma situación que pasaron ellos y fueron ganando confianza en nosotros. Eso es lo más valioso".

De esta manera, resume: "Nos motivamos para proponerles poner las piernas y nuestra pasión a disposición y así nació la ultramaratón. Hemos adoptado como propia una causa que hace menos no nos correspondía, hoy formamos parte de ese colectivo y no queremos salir de ahí". Así lo sintió también Silvia Piceda -una de las fundadores de Adultxs por los derechos de la infancia- quien destaca: "Estos ulramaratonistas hace unos meses vinieron a vernos para decirnos que ponían su corazón y sus pies al servicio de nuestra asociación". Y señala que el cambio reside en la actitud que deben tomar los adultos: "Nos gustó esa idea de adultos corriendo y haciendo el esfuerzo para proteger a los niños".

Marcos ya corrió en maratones para recaudar fondos pero considera que es más valioso correr de de noviembre,"para llevar y visibilizar un mensaje". Para él, el desafío entre los adultos es "abrir canales para que los chicos, con confianza puedan contar lo que les pasa y encontrar un referente". "Tenemos que tener en cuenta que el hilo se corta por lo más delgado así que son los chicos los que la pasan verdaderamente mal. Son el último orejón del tarro a la hora de tomar alguna decisión".

En relación a esto, le duele sentir que en 27 años de docencia las instituciones educativas "son paredones para adentro. Cuando pasa algo con los chicos, los adultos se cierran a ellos mismos y eso le cierra a los chicos la posibilidad de que expresen lo que les pasa, por eso los chicos que sufren abuso hablan muchos años después".

Marcos espera que esta hazaña sea puente para un cambio y que pueda ayudar a generar una red "en la que los niños sean la principal protección". "Hay que empezar por creerles porque siempre está esa vieja mirada de que el adulto tiene la razón porque el mundo está circunscripto por adultos", agrega.

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